En un rincón que me acoge
al resguardo de las tinieblas,
que me da cobijo en las noches,
esas de frías nieblas,
que espesan en madrugada
y al sereno se congelan,
en un estío entre lluvias
que lavan con su pureza.
Allí quiero escribir este canto
con palabras sonoras e inmensas,
esperanzadas y arcanas,
palabras graves y ciertas,
que enjuguen todos los llantos,
que cierren heridas abiertas
que eleven los espíritus
Hacia aires nuevos y puros
que vuelen en brisas y vientos
tal como hacen los petreles
sobre mares irredentos,
con su libertad inmanente
sin fronteras ni tiempos.
Palabras concebidas de noche,
que en madrugadas florezcan,
que vivan frescas y eternas
Y mis luchas no prevalezcan
al calor de viejas guerras.
Palabras que lanzarán a vuelo
poetas que hoy balbucean.
Mis senderos se están angostando
y crecen allí malezas
que alejan mis destinos
inalcanzables como quimeras.
Horizontes que son hoy conquistas
hasta ayer fueron solo espera.
Y allí donde me detenga
cargando mis mejores letras
las dejaré caer como semillas
y se hundirán profundo en la tierra
para ser fértiles otras noches
floreciendo en mañanas bellas
a quien quiera atesorarlas
porque también las ama y las sueña.
Y porque está despierto y alerta
sin soledad ni tristeza
en un rincón en penumbras
de que harán escarcha al sereno
en noches de mil estrellas.
Serán palabras inmensas
de poemas que vivirán eternos
y aun con praderas de escarcha
que será hielo en los inviernos
habrá esperanzas en un sol
que reinará en todo el universo.
