«LA ÉPICA DE MALVINAS UN CONSCRIPTO ANALFABETO Y SU LECCIÓN DE VALORES HUMANOS»
«Héroes olvidados»
Con 18 años y siendo analfabeto, por sus acciones de combate durante la batalla del Cerro Dos Hermanas, en la guerra de Malvinas le otorgaron la más alta distinción que da la Nación Argentina.
El Soldado Conscripto Oscar Ismael Poltronieri, quien era operador de una ametralladora, desoyendo la orden de retirada y quedándose combatiendo él solo, permitió el repliegue de todos sus compañeros, ( mas de 100 soldados , incluidos sus superiores ) a zonas seguras y disparando al enemigo con su única boca de fuego, impidió avanzar a todo el dispositivo ofensivo británico durante más de 10 horas.
Recibe la medalla, “La Cruz de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate” y es el único soldado conscripto «vivo» desde el siglo XIX hasta ahora en recibir la máxima condecoración que da nuestra Nación.
Luego de la guerra intento suicidarse, vendió baratijas en los colectivos y trabajó de remisero. Pero lo mas importante fue que soldados y oficiales veteranos Ingleses lo buscaron para expresar su admiración por él y fue condecorado en Inglaterra con «La Cruz de Hierro al Valor».
En los colegios de nuestro país los alumnos «no» lo conocen, «no» saben quién es.
Ayúdame a que lo conozcan, comparte en todas tus redes, y si eres maestra o maestro, ten la dignidad mínima para contárselo a tus alumnos, es un Héroe.
Esos son los valores humanos que deben acreditar los argentinos y no ser tan demandantes con los derechos humanos.
¿POR QUÉ EN LA ARGENTINA LOS HÉROES ESTÁN PRESOS O SON OLVIDADOS?
Por Enrique Enrique Germán Martínez
El heroísmo, que a veces conduce a la autoinmolación, en la certeza de que quienes sobrevivan obtendrá un bien superior por el cual se justifica perder la propia vida, es la expresión más gloriosa a la que puede ascender un combatiente en el plano de la moral militar.
Esta actitud, casi antinatural, merece el perpetuo agradecimiento de aquellos por los cuales el combatiente expuso su vida habiéndola perdido o no.
Si ésta es la premisa, por qué tantos héroes actuales están unos presos y otros perdidos en el olvido, cuando la sociedad tiene tanto para agradecerles?
Hay en la Argentina quienes le han prometido «amor eterno al odio» desde su jurásico rincón ideológico petrificado cuarenta años atrás.
También hay muchos políticos inescrupulosos, que responden a partidos de raigambre fascista y cuya única lógica es la perversa construcción de poder a costa de un destructivo populismo.
A estos dos modelos de ciudadanos cuyos caminos en la vida no transitan por la senda de la solidaridad y el bien común, mucho menos en la construcción de la felicidad para las futuras generaciones, sino que todo su interés y sus valores humanos caben en una caja fuerte escondida en un sótano, o en una cuenta en un paraíso fiscal o en el paroxismo de la brutalidad en una valija enterrada en el jardín de un convento, no quieren y no les conviene un país libre, ordenado, con personas virtuosas y respetuosas de las normas en el cual en circunstancias excepcionales se han destacado LOS HEROES.
No quieren que exista un contrato social, ni una Constitución, ni una sana división de poderes que se realimente en el mutuo control de los órganos del Estado.
Tampoco quieren el federalismo en tanto consista en sociedades con cierta independencia que están fuera de su control político.
No quieren seguridad jurídica ya que un sistema al cual se puede recurrir en demanda de justicia y otorga satisfacción a los cumplidores de la ley los dejaría desnudos en su accionar marginal.
En definitiva, no quieren nada que los limite en su apoderamiento cleptómano de todos los resortes de control para esclavizar a sus conciudadanos y expoliarlos obscenamente.
Quieren sólo una «zona liberada» en la que campea el crimen y la inseguridad, quieren un ambiente políticamente anaeróbico en el cual puedan florecer y prosperar todas las formas del mal al amparo de las cuales cometerán todas sus tropelías.
Este ambiente de honestidad perdida, de virtudes olvidadas y de comportamientos malolientes, no tiene un espacio para los justos, los honrados, los trabajadores, los policías y los militares.
Mucho menos las personas ejemplares que hubieran alcanzado la categoría virtuosa de héroes, ya que estos peligrosos individuos, amenazan con su ejemplo toda la estructura dedicada al mal, que flota en el fango blando de la política y como pertenece a ella algún día los engullirá a todos.