Réquiem a Jorge Soldavini
Enrique Germán Martínez
Marino poeta

Quisiera vivir bajo velas al viento
escribir poesía que me haga soñar
el tiempo fugaz entre dormido y despierto
un duende poeta me venga a ayudar.
Regresar para siempre a puertos felices
que hicieron reír, meditar o llorar,
Monterrey San Francisco, Hawái y Tahití
por siempre con mares de leva arribar.
Montando las olas con vientos alisios
Siroco capeando el paño a aferrar
o algún tramontana que impulse el navío
bautismo de espuma previo a recalar.
Las tardes radiosas después del almuerzo
el tiempo detenga su cruel avanzar
enmudezca inmóvil todo el universo
reposeras al hombro el sol a disfrutar.
Aunque no sea verano creer que lo fuera
los Ray ban calados sin opción de volar,
hablando de historia y de filosofía,
aquí “no hay tu tía” es la vida en el mar.
(“No hay tu tía” era una expresión característica de J. Soldavini”)
En noches serenas a la luz de las brasas
crepita el asado que disfrutarán
la toldilla impecable, los bronces bruñidos
hay cabillas que brillan sólo en la Libertad.
Si llamaba el interno de las catacumbas
Desde el templo de fierros bailando al compás
seguro que el Jefe novedades tenía
y nadie miraría otra autoridad.
Escuchar novedades, evaluar las opciones
tomar previsiones, ordenar reparar,
cómo se hacía también lo diría,
dejando perpleja a la autoridad.
Era un hombre que hacía sentir orgulloso
por su sabiduría e idoneidad
porque siempre tenía la mejor solución
que la del manual o la tradicional.
Una vez retirado un fresco comienzo
Disipados los humos volver a empezar
Un sano deporte con viento en el rostro
Moverse un poco para no engordar.
Caminando detrás de una terca pelota
Que obtusa se niega por el green a rodar
Y entrar en el hoyo triunfante y serena
Es toda una pena ese birdie olvidar
Amigos contaba por gruesa o docenas
A todos “buen hombre” los quiso llamar,
Sabía qué esto era definitivo
Y su palabra de aliento les quiso acercar.
Digno y galante de muy buen talante
despedirse no es fácil para la eternidad.
“Éxitos “ les dijo y a todos bendijo
Tengan “buena fortuna” los voy a extrañar.
Epilogo
Señor capitán. En la gloria lo esperan
No se atrase que el trompa tocó atención
Y en el portalón el Señor que ya llega
va con guardia angelada y su Plana Mayor.
Cuando embarque usted entone una voz
su rodilla el hincada a la faz del Señor
dirá embarca en la gloria un hombre de honor,
Soldavini Jefe hombre justo y SEÑOR.
