Un Señor un Doctor Enrique Germán Martínez Marino poeta QEPD Dr. Osvaldo Campos
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Tuviste que irte contra tu voluntad dejando tu casa remanso de paz. Hermosa, prolija las plantas crecidas el cerco cortado en en líneas perfectas El pasto? Soñado… La piscina un cristal La casa impecable ni una arañita ni mancha o manchita todo era perfecto en la paz de tu hogar. El perro guardián ni una mosca cazaba anciano y cansado uno más para amar. Allá queda tu esposa Una dama virtuosa, diligente, hacendosa el motor del hogar. Tu eras de cabillas la rueda que unía los sueños de Mara con la realidad. Tus hijos seguían un gran patriarca tu ejemplo era pauta honesta y veraz. Y te fuiste, nomás con igual perfección dejando tu entorno sin culpa ni error, como eras de veras un padre, un amor y en todo el resto ¡un Señor y un Doctor! Serás nuestra luz en la oscuridad , miraremos al cielo para verte brillar Serás un lucero sereno de paz y eterna memoria que no hemos de olvidar.
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Violines en mi jardín Poetización de una prosa de Horacio Ferrari
Hay paz en mi jardín mientras evoca a Beethoven un triste violín, con la melodía de La Pastoral mi alma flota en un mar de paz. De voz en cuello canta el zorzal quisiera con él poder hablar. Le preguntaría si es felicidad por un radioso día que se va, o está llamando a su pareja que no ha podido hoy encontrar. Que insensible es la gente de ciudad, no saben que un pájaro puede amar, no quieren siquiera escuchar Y de un portazo cierran su corazón con bronca y cruda impiedad hacen caso omiso al latir de las aves y a su ilusión. Nunca he de saber donde vive un picaflor. Sus nidos son un misterio no menor, Y no se posan mientras haya algún brillo de sol. Mas a éstas horas en que calló el zorzal. Y las torcazas buscan silencio y paz en la misma rama Por siempre van A descansar con el violín Que ejecuta La Pastoral. desaparece el colibrí pero al alba reaparecerá. A lo lejos ladra un anciano can que nada sabe de violín reverbera en la paz en mi jardín. Al acallarse los ecos de este irreverente bramador Continúo con quirúrgica precisión quitando las malezas de mi vida, de mi corazón y de mi jardín con La Pastoral grandiosa en el violín En el ominoso silencio de una noche luminosa después de rezar.
TARDECITA EN MI JARDÍN. Las persianas se van cerrando, de golpe, como con bronca. Parece que le temen a la noche o no saben disfrutar estos momentos. Los zorzales cantan a voz en cuello, felices, parece que llaman a su pareja o están despidiendo un día maravilloso de sol y buen tiempo. Los picaflores ya se guardaron en su nido, no es hora para ellos, y las torcacitas van llegando, una a una, a su rama para pasar la noche. Siempre la misma y buscando una paz y un silencio que aturde. Allá lejos ladra un perro, no sé a quién o a qué. Y yo juntando o sacando con precisión quirúrgica los yuyos que molestan a la grama bahiana que se resiste a morir en esa maraña. Todo envuelto en los violines de Beethoven que siguen con total precisión los acordes de La Pastoral. Todo un momento de paz total. Antes la quimio, después regar.