«Violines en mi jardín» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Escanea el código QR para escucharlo recitado por el autor.


Violines en mi jardín
Poetización de una prosa
de Horacio Ferrari

Hay paz en mi jardín
mientras evoca a Beethoven
un triste violín,
con la melodía de La Pastoral
mi alma flota en un mar de paz.
De voz en cuello canta el zorzal
quisiera con él poder hablar.
Le preguntaría si es felicidad
por un radioso día que se va,
o está llamando a su pareja
que no ha podido hoy encontrar.
Que insensible es la gente de ciudad,
no saben que un pájaro puede amar,
no quieren siquiera escuchar
Y de un portazo cierran su corazón
con bronca y cruda impiedad
hacen caso omiso
al latir de las aves y a su ilusión.
Nunca he de saber
donde vive un picaflor.
Sus nidos son un misterio
no menor,
Y no se posan mientras
haya algún brillo de sol.
Mas a éstas horas
en que calló el zorzal.
Y las torcazas buscan
silencio y paz
en la misma rama
Por siempre van
A descansar con el violín
Que ejecuta La Pastoral.
desaparece el colibrí
pero al alba reaparecerá.
A lo lejos ladra un anciano can
que nada sabe de violín
reverbera en la paz en mi jardín.
Al acallarse los ecos
de este irreverente bramador
Continúo con quirúrgica precisión
quitando las malezas de mi vida,
de mi corazón y de mi jardín
con La Pastoral
grandiosa en el violín
En el ominoso silencio
de una noche luminosa
después de rezar.

TARDECITA EN MI JARDÍN.
Las persianas se van cerrando, de golpe, como con bronca. Parece que le temen a la noche o no saben disfrutar estos momentos.
Los zorzales cantan a voz en cuello, felices, parece que llaman a su pareja o están despidiendo un día maravilloso de sol y buen tiempo.
Los picaflores ya se guardaron en su nido, no es hora para ellos, y las torcacitas van llegando, una a una, a su rama para pasar la noche. Siempre la misma y buscando una paz y un silencio que aturde.
Allá lejos ladra un perro, no sé a quién o a qué.
Y yo juntando o sacando con precisión quirúrgica los yuyos que molestan a la grama bahiana que se resiste a morir en esa maraña.
Todo envuelto en los violines de Beethoven que siguen con total precisión los acordes de La Pastoral.
Todo un momento de paz total.
Antes la quimio, después regar.

Deja un comentario