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Julio es hermano por el fuego
de una guerra que fugaz lo alumbró,
se nutrió con estallidos de angustia
y con quejas y ayes de dolor.

Al silbar agudas en volido
las pérfidas granadas de Albión
nos mirábamos como en una despedida
y devotos rezábamos a Dios.

Rogábamos que erraran sus disparos
por habitual fallos en la precisión
que su rosa fuera dispersa y aleatoria
y no lograra un blanco en un millón.

Un feliz día el Olimpo
al ronco cañón hizo callar,
y así dio fin a la guerra
en que encontramos irrompible amistad.

La guerra bajo fuego es horizonte,
como Pampa eterna inmensidad,
campo yermo infinito y solitario;
cada tanto un ombú en ella va a reinar.

Un amigo es astro en el firmamento,
son las más bellas palabras que el poeta concibió;
es la rima asonante de dos versos
que con la cola de un cometa escribió Dios.

Diseño e imagen: Verónica Iranzo