SONETO DEL ADIÓS
Enrique Germán Martínez Marino poeta

Solo un triste y cruel soneto mereció la despedida,
apurada en una frase disparada en el momento,
ignorando con desgano cada coma y cada acento
sin belleza, sentimiento ni pasiones contenidas.
Nada menos que en el monte donde historia es poesía
ignoraron bellas letras por la garza y su pandilla
ataviada en blancas plumas y sus patas fino hilo,
pero a la hora de las letras ni a los gatos seducía
Con astucia, “todos justos” señalaron al culpable,
aún no saben que hizo mal, mas… ¡fue el poeta navegante!
que ignorado y dolorido ya se había ido antes.
Al llegar a Guipúzcoa sacudió bien las sandalias
las que echaron a volar sin el peso indeseable
del leonino proceder de dirigencia influenciable
