Cesar y su General
Enrique Germán Martínez
Marino poeta
A quienes hoy viven situaciones similares

Sentíase triunfante y airoso
general del imperio y legiones,
cargado de cuantiosas ambiciones
al ágora cansino y cauteloso,
ha ingresado por su lauro victorioso.
Un millar de pulgares hacia el cielo
lo esperan con el ansia contenida,
se estremecen de su sombra tan temida
que resplandece ante el tesoro del vencido.
Un lecho de flores le han tendido
Que ignora en sus sueños abstraído
Y sobre cual su corcel parsimonioso
el más brioso y hermoso de los pintos
que ni César en su tropilla ha tenido.
Va hollando y cargando inmensa gloria
que en la lid y en su ley ha obtenido,
en la pica la cabeza del vencido,
arrastrando la espada que ha partido
al rendirla esperando su clemencia
1.
De su carro de combate se apea
brilla al sol su capa blanca y sus gemas
que corona en rojo sangre la transversa
Crista solo de nobleza y jerarquía.
Su galea en oro y plata refulgía
Las cáligas solo sangre se veía,
un detalle que Cesar apreciaría
en su honor sobre yacientes caminado.
El tahalí de cuerpo entero lo ceñía
soportaba clípeo bronce muy pulido
y su espada tenebrosa “et pupillos”
sphatarius era el gladius del Romano.
Cesar Augusto, en su mente rechazaba
que un soldado por su pueblo sea querido,
respetado y como líder sea seguido.
“No son estos intereses de mi reino.
He de borrar de las mentes su recuerdo
Se irá pronto a las fronteras del imperio
O marchará con las cohortes de los muertos.
NOTA. César Antonio augusto Comodo murió a los 31 años asesinado por un esclavo lilberto que lo ahorcó al fallar su intento de envenenarlo
