«La niña» por Enrique Germán Martínez marino poeta

La Niña
Enrique Germán Martínez
Marino poeta

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Tan bella era la niña
murmuraban las viejas del pueblo
que no era de veras niña,
para espanto de sus abuelas.
Hablaban de mariposas
o un Ángel que envió el cielo
yo creo en cosas más serias
ni en ángeles ni mariposas
creo que bellas son las rosas rojas
O las orquídeas de terciopelo.
No hay belleza en el corazón
Sólo hay venas y arterias.
La hermosura de la niña
crecía continuamente
Y el poeta entrado en años
la quiso retratar inmediatamente
Cuando intentó su primera rima
se enamoró perdidamente
Porqué he de sufrir a mis años
algo en que nunca yo creería?
Susurraba a la dama hermosa
Que fue niña y tenia enfrente
Y ya no pudo escribir versos
Todas sus letras a ella aludían,
le juró su amor eterno.
Y e prometió por siempre la amaría.
y que en su corazón florecería
como terciopelo rutilante orquídea.
Entonces lloró amargamente
el infeliz poeta por lo que decía
Por su manifiesta hipocresía
Y entre sollozos
Pidió perdón a la gente
He vivido en una gran mentira.

«Un regazo de amor para Delfina» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Un regazo de amor para Delfina
Enrique Germán Martínez
Marino poeta

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Al fin llegó Delfina
en medio del invierno,
los árboles desnudos,
la nieve impía cayendo,

En el hogar un leño,
en flama crepita ardiendo,
en su corazón atesora,
felicidades que van fluyendo

Sus padres son regazo
de futuros que no sabemos,
hasta que dé sus primeros pasos
y sea feliz en cielos nuevos.

Cuando crezcas y estos días
sean memorias sin tiempos,
las voces se hayan apagado
corazones guarden viejos recuerdos…

…y encuentres estos versos
en un cajón del escritorio viejo
escucharás al Marino Poeta
con un QR letanía en versos

No es que yo sea un anciano
es que pasó el día y la tarde
y los luceros brillan de nuevo
reinarán en el ocaso, que está más cerca que lejos.

«Noble flor la de Anahí» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Noble flor la de Anahí
Enrique Germán Martínez
Marino poeta

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Hoy escribo a mi árbol
que quizás esté aun allí,
toda su corta vida
discurrió en mi jardín.
Ni un metro a ningún lado,
irá vagando por ahí,
fue mi sombra y mi amigo
aunque mudo y sin oír.
Lo planté una primavera
en la casa que erigí
en la esquina una avenida
que era toda para mí,
no nacida o transitada,
para siempre será así.
Era un ceibo de la orilla
el Paraná lo bautizó
con su agua coloreada
del Bermejo creo yo.
A los teros no importaba
este vecino que ocupó
la mitad de su heredad
veinteñal más sin razón.
Reinó en tibia primavera
Y en verano nunca vi
Orgulloso en su follaje
Tan umbrío en su vestir,
Otro dueño enseñorea
Hoy la casa y el jardín
la esquina solitaria
que era mía y la vendí
Solo espero que lo ame
Tanto como prometí
Ceibo noble y colorado
Noble flor la de Anahí.

«Rescate en isla Borbón o las cinco puertas del Averno» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Rescate en isla Borbón ó Las cinco puertas del Averno
Enrique Germán Martínez marino poeta

A mi compañero y amigo Guillermo O. Iglesias héroe de guerra

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Cinco puertas del averno
se abrieron de par en par,
sus demonios en tropel
preparaban su maldad.
Asomaba en todas ellas
Thatcher: otro satanás!
gesto osco en su tailleur
sólo por disimular,
entendía de elecciones
no de sangre a derramar
La lejana operación
de rescate en ultramar
era al aire una moneda
infatigable al girar.
Dos libélulas inermes
(H233 y H234)
Se aprestaban a volar
Barro, iglesias y Beltrán
junto a tres valientes más,
se agigantan frente al riesgo,
no se han de amedrentar.
Lotería todo el vuelo
y en bidones algo más,
cual tesoro se cuidaban,
de una gota derramar.
Tenebrosa la misión
a Gran Malvina regresar
por pilotos olvidados
sin aviones, rescatar.
Borbón, era operación
una fija: fracasar!
derribados o caídos,
es lo mismo,
que más da!
El combustible
en los tanques
apenas para llegar
y debían con peligro
en pleno vuelo repostar.
Si evitaban una tea
en noche oscura iluminar,
o el rugir de las turbinas
se escuchaba al llegar,
si el combustible era apto
y no debían alertar,
la aeroflota del imperio
Y en Borbón mucho rezar,
éstas cinco puertas eran
el destino a no dudar,
que aguardaba a los héroes
si algo había de fallar.
Superando desafíos
Si lograban despegar
todo el show se repetía
hasta llegar al palomar
Cinco puertas del infierno
abiertas de par en par
deseando que algo fallara
en complejo trajinar.
Con el peso excedido
Y con dudas sin dilucidar
se lanzaron a la gloria
O a morir en ancho mar.
eludiendo los radares
bajo el lóbulo volar

peinando crestas espumosas
era vértigo brutal.
Todo en contra, en lotería
Se lanzaron hacia el mar
Cinco puertas del averno
Se volvieron a cerrar.
Fracasadas no pudieron
ni un cristiano atrapar.
Dos libélulas inermes
Orgullosas al honrar
Su misión habían cumplido
al pies secos alcanzar.
Entre vivas los esperan
en plataforma un capitán
militares y civiles
que los vivan sin cesar

Epilogo
Demoró cuarenta años
la Armada en dilucidar
Si los condecoraba
o los dejaba olvidar.
En sus pechos con orgullo
la medalla hoy brilla más
que un sol por todo el tiempo
que la hubieron de esperar,
hoy son épica en la historia
de la Aviación Naval