Escaneá el código para escuchar el poema recitado por el autor: Enrique Germán Martínez
Diosa de Madrugadas
Por Marino Poeta
Con la frescura del despertar,
purificados en santos sueños,
llega el sol hasta tu lecho,
disolviendo tus silencios
y estalla el brillo en la cascada
del oro de tus cabellos.
Así te sueño todo el día,
como una diosa de madrugadas,
tu imagen se graba en mi alma,
indeleble como una talla,
ya no eres tú en mi mente…
mi vida entera es colonizada!
Pero es sueño del despertar
y no realidad lisa y llana.
Tú no duermes a mi lado
y no hay pasión que te abrasa.
Es el sueño que me anima
cada día en mis esperanzas.
Marino poeta y pintor en el arte primero de la lista, inigualado Rey del Color sin dudar insuperable artista.
Especialista en balandros y almadías amante de fragatas y goletas, dos clásicos que ama y respeta navegan en su alma todo el día.
No hay barco que a su arte se resista, trabaja siempre en silenciosa algarabía. En ratos libres él escribe poesías en su mundo que descubre cada día .
Guillermo Iglesias amigo toda la vida él me dedica su versear bello y sincero lo admiro y desde el corazón lo quiero es un héroe combatiente de Malvinas.
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Violines en mi jardín Poetización de una prosa de Horacio Ferrari
Hay paz en mi jardín mientras evoca a Beethoven un triste violín, con la melodía de La Pastoral mi alma flota en un mar de paz. De voz en cuello canta el zorzal quisiera con él poder hablar. Le preguntaría si es felicidad por un radioso día que se va, o está llamando a su pareja que no ha podido hoy encontrar. Que insensible es la gente de ciudad, no saben que un pájaro puede amar, no quieren siquiera escuchar Y de un portazo cierran su corazón con bronca y cruda impiedad hacen caso omiso al latir de las aves y a su ilusión. Nunca he de saber donde vive un picaflor. Sus nidos son un misterio no menor, Y no se posan mientras haya algún brillo de sol. Mas a éstas horas en que calló el zorzal. Y las torcazas buscan silencio y paz en la misma rama Por siempre van A descansar con el violín Que ejecuta La Pastoral. desaparece el colibrí pero al alba reaparecerá. A lo lejos ladra un anciano can que nada sabe de violín reverbera en la paz en mi jardín. Al acallarse los ecos de este irreverente bramador Continúo con quirúrgica precisión quitando las malezas de mi vida, de mi corazón y de mi jardín con La Pastoral grandiosa en el violín En el ominoso silencio de una noche luminosa después de rezar.
TARDECITA EN MI JARDÍN. Las persianas se van cerrando, de golpe, como con bronca. Parece que le temen a la noche o no saben disfrutar estos momentos. Los zorzales cantan a voz en cuello, felices, parece que llaman a su pareja o están despidiendo un día maravilloso de sol y buen tiempo. Los picaflores ya se guardaron en su nido, no es hora para ellos, y las torcacitas van llegando, una a una, a su rama para pasar la noche. Siempre la misma y buscando una paz y un silencio que aturde. Allá lejos ladra un perro, no sé a quién o a qué. Y yo juntando o sacando con precisión quirúrgica los yuyos que molestan a la grama bahiana que se resiste a morir en esa maraña. Todo envuelto en los violines de Beethoven que siguen con total precisión los acordes de La Pastoral. Todo un momento de paz total. Antes la quimio, después regar.
Albas y ocasos Enrique Germán Martínez Marino poeta
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No podría escribir un verso triste soy muy feliz en Parnaso con mi lira me lleva a antiguos cielos que no conocía y bendice mi pasión por la poesía.
Alba es belleza que tu nunca supusiste, fulgor crepuscular en serena melodía, es misterio que al despuntar un nuevo día, se insinúa en reflejos y persiste.
Cuando el sol oscurece y no resiste a sus pies se rinden miles de luceros, es la noche que comienza en el ocaso y enseñorea en el oscuro firmamento.
El poeta y su candil proyectan versos, sus sombras imprimen eternas en el cielo donde perduran solamente poesías, desafiando claroscuros de alto vuelo.
Qué somos en el cosmos? Enrique Germán Martínez Marino poeta
Dedicada a mi amiga de la juventud Mercedes Mosqueda
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Qué somos en el cosmos? Unas pocas moléculas de agua, otras tantas de carbono, una muestra aleatoria de las sales del entorno rejuntadas y es todo Si nos dejan empero nos diremos semejantes a ese Dios, con un detalle, que inquietante, nos superan fuimos hechos con lodo en el comienzo! Donde están el alma Inmortal así creada Y el todopoderoso? Donde, los ángeles que cantan en los celestiales coros? y las almas que han merecido el gozo de La Luz que ilumina el universo. Si en el alba soy creyente mi fe en el día se resiente y al ocaso se disuelve. Se llenan mis noches de satanes del Averno Mas con el día regresan mis certezas y mis sueños. Entonces devoto le rezo a los misteriosos agujeros negros, a constelaciones luminarias a estrellas milenarios y por si acaso a los cuásares ya muertos. También al Todopoderoso que es el Señor de todos ellos. Regresan entonces mis certezas Y confianza en los eternos Mis moléculas se abroquelan en torno a mis soñados sueños. Los días son entonces felices santos y buenos hasta que reine oscuro el ocaso y comiencen a llegar otra vez los humos y el tizne del Averno.
El alba naciente crece mientras el trinar de las aves se desvanece ante el calor agobiante y el chirrido avasallante, vulgar de la chicharra. En la tranquera monta guardia un par de teros, en tanto un grupo, de benteveos hasta el hartazgo reitera que bicho feo será algún pájaro desplumado de la pradera, o el hornero o la calandria, el primero porque no canta, solo anuncia que que construyó su casa, Y la calandria Porque da envidia su partitura y su melodía y el silencio en que la escuchan hasta la chicharra.
Partitura divina Enrique Germán Martínez marino poeta
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Hay luz brillante en tus ojos abiertos, despiertos. Tu alma en vigilia esplende tus versos. Las brisas reparten tu arte sin prisa, flotando en el aire se mecen tus risas, se vuelven canciones con las melodías en cuerdas virtuosas que estaban dormidas. Tu mano tamiza las notas mas finas. El viento las lleva muy lejos y olvida de dónde ha traído partituras divinas.