Noble flor la de Anahí Enrique Germán Martínez Marino poeta
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Hoy escribo a mi árbol que quizás esté aun allí, toda su corta vida discurrió en mi jardín. Ni un metro a ningún lado, irá vagando por ahí, fue mi sombra y mi amigo aunque mudo y sin oír. Lo planté una primavera en la casa que erigí en la esquina una avenida que era toda para mí, no nacida o transitada, para siempre será así. Era un ceibo de la orilla el Paraná lo bautizó con su agua coloreada del Bermejo creo yo. A los teros no importaba este vecino que ocupó la mitad de su heredad veinteñal más sin razón. Reinó en tibia primavera Y en verano nunca vi Orgulloso en su follaje Tan umbrío en su vestir, Otro dueño enseñorea Hoy la casa y el jardín la esquina solitaria que era mía y la vendí Solo espero que lo ame Tanto como prometí Ceibo noble y colorado Noble flor la de Anahí.
Rescate en isla Borbón ó Las cinco puertas del Averno Enrique Germán Martínez marino poeta
A mi compañero y amigo Guillermo O. Iglesias héroe de guerra
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Cinco puertas del averno se abrieron de par en par, sus demonios en tropel preparaban su maldad. Asomaba en todas ellas Thatcher: otro satanás! gesto osco en su tailleur sólo por disimular, entendía de elecciones no de sangre a derramar La lejana operación de rescate en ultramar era al aire una moneda infatigable al girar. Dos libélulas inermes (H233 y H234) Se aprestaban a volar Barro, iglesias y Beltrán junto a tres valientes más, se agigantan frente al riesgo, no se han de amedrentar. Lotería todo el vuelo y en bidones algo más, cual tesoro se cuidaban, de una gota derramar. Tenebrosa la misión a Gran Malvina regresar por pilotos olvidados sin aviones, rescatar. Borbón, era operación una fija: fracasar! derribados o caídos, es lo mismo, que más da! El combustible en los tanques apenas para llegar y debían con peligro en pleno vuelo repostar. Si evitaban una tea en noche oscura iluminar, o el rugir de las turbinas se escuchaba al llegar, si el combustible era apto y no debían alertar, la aeroflota del imperio Y en Borbón mucho rezar, éstas cinco puertas eran el destino a no dudar, que aguardaba a los héroes si algo había de fallar. Superando desafíos Si lograban despegar todo el show se repetía hasta llegar al palomar Cinco puertas del infierno abiertas de par en par deseando que algo fallara en complejo trajinar. Con el peso excedido Y con dudas sin dilucidar se lanzaron a la gloria O a morir en ancho mar. eludiendo los radares bajo el lóbulo volar
peinando crestas espumosas era vértigo brutal. Todo en contra, en lotería Se lanzaron hacia el mar Cinco puertas del averno Se volvieron a cerrar. Fracasadas no pudieron ni un cristiano atrapar. Dos libélulas inermes Orgullosas al honrar Su misión habían cumplido al pies secos alcanzar. Entre vivas los esperan en plataforma un capitán militares y civiles que los vivan sin cesar
Epilogo Demoró cuarenta años la Armada en dilucidar Si los condecoraba o los dejaba olvidar. En sus pechos con orgullo la medalla hoy brilla más que un sol por todo el tiempo que la hubieron de esperar, hoy son épica en la historia de la Aviación Naval
Lama sabactani (*) Enrique Germán Martínez Marino poeta
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Al verte agonizante en tu pasión mas me pesan remordientes mis pecados, mucho me duelen tus espinas y tus clavos, en el madero de amor y redención.
En este instante de piedad y devoción no quisiera hoy fisgar en mi pasado, mas me animan tus promesas del reinado que no es este mundo sino en otra dimensión.
En la última cena instituiste Un homenaje en tu conmemoración Beban mi sangre sereno les dijiste Y coman mi carne si quieren su salvación
Tu última palabra has pronunciado con tristeza en tu doliente aflicción, mas Eli velaba siempre a tu lado tu sufrimiento fuera por la salvación.
Dos mil años de historia te agradecen has reemplazado la dureza del Talión por una doctrina de amor que trasciende Y florece entre espinas del perdón.
Recordaremos el sermón de la montaña Donde se enlazan la esperanza y la ilusión Son las más bellas palabras que dijiste Bienaventuranza que nos llego al corazón.
(Las últimas palabras pronunciadas por Jesús en la cruz fueron: Eli, Eli, lama sabactani Que significa: Dios mío Dios mío, Porque me has abandonado)
«El erotismo de mi abuela» Enrique German Martínez Marino poeta
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Erotismo no es vulgar pornografía es la fineza que acaricia los sentidos, nos abarca y coloniza con estilo, lo aceptamos y nos llena de alegría. Es vocablo sugerente que seduce, Qua avergüenza y guardamos como el pubis donde crece y se agiganta mas no luce cual trascendentes realidades que nos urgen. Al erotismo injustamente desprestigian, las abuelas lo recelan y prejuician por los vicios y pecados que atribuyen cual si fuera radiactivo le rehúyen.
Epílogo Abraza con fervor al erotismo, Se natural aquí no cuenta el egoísmo Mas deja claro que no tienes prohibiciones, Hasta que anciano haya pereza en tus pasiones.
Cuéntame de la mar navegante porque yo vivo junto una laguna y no imagino que orilla alguna encierre aguas tan grandes,
Acaso la mar profunda y oscura ¿Alberga monstruos gigantes? Que necesitan tanta agua ¿Para mostrarse amenazantes? Aquí en la tierra no se concibe la vastedad con tanta holgura porque siempre verás un cristiano huyendo del malón en su cabalgadura. O un vago sesteando bajo un ombú que es sombra fresca y segura, o un indio retobado que el Ejército quiere vacacionar en una jaula muy oscura. Dices que si un pampero sopló feroz en una sola cuarta del compás con furia incontenible, cría olas de altura increíble que dañarán hasta el tope de tu arboladura. Cuéntame sobre esos cetáceos tan sensibles como los humanos, que aprendieron a llorar cuando se enseñoreó en la mar el ballenero desalmado y brutal.
Cuéntame de la mar, navegante y de los peligrosos escarceos que desvían tu proa hacia el roquedal cuando no lo esperas ni es tu deseo. Cuéntame de la mar, porque yo estoy por irme y no quiero ser recordado ignorante de cuanta crónica interesante se espera de un hombre viejo. Quiero ver el agua gigante Y también esas almadías () tan grandes como la que se hundía un 2 de mayo escalofriante, (*) cuando eras apenas un dragoneante. Quiero saber, ser sabio como un maestro dar mis lecciones galante y diestro y después, sereno partir a la casa eterna de mis ancestros.
Pasajes en la vida de mi abuelo Catriel Choque Ultimo cacique Tehuelche de Chos Mallal Por el Suboficial Mayor de Infantería de Marina Ramón Choque Nieto de Catriel Choque Esta historia es completamente ficticia