
La mar es fría y extensa
con peligros silentes y ocultos,
el peor demonio: la Hidra
desconoce a su Rey que es Neptuno.
Jugará con los bellos tritones
y la hermosa Anfitrite a su lado,
sus doncellas la adornan cual diosa
con algas en flor el tocado.
En roquedales e islotes perdidos,
sirenas ensayan su canto,
melodías ardientes seducen
y se quedan con vidas de incautos.
La Mar es en cambio el diamante,
tallado en facetas brillantes
que atrapó el sol allí dentro
e ilumina helado y radiante.
La Mar no es así como Olimpia,
dscute en el Monte Parnaso.
Es en cambio, en bruto, el diamante
hecho prisma con arduo trabajo.
es por eso que el sol encerrado
se quedó con su luz allí adentro.
EPILOGO
La Mar ahora es madre de joyas
facetadas y con luz en su interno,
de soles que impulsan la vida
con que Dios riega su universo.