

La lluvia al caer
quebró la efigie del cielo en mil reflejos,
dispersando en el campo
en el valle, en los ríos, los esteros,
su imagen en grafito
aún borrosa,
virtuosa destreza
que esboza el artista
en su bosquejo.
Las hojas amarillas,
al invierno rendidas en recuerdos,
se lucieron en anversos y reversos,
devolviendo el brillo
de un sol indiferente,
que a sí mismo se mezquina
y en tenues mediasombras
Ilumina
la senda impredecible
de mis pasos.
Versos en tiempo detenido,
los guardo
en mi ardiente corazón,
donde mora una pasión,
con misteriosa alegría,
que florece cada año
el mismo día,
en primavera y que vuela
en las alas sutiles
de una dulce
y gloriosa poesía.

👏👏
Me gustaMe gusta