«Versos en otoño» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Versos en otoño

Enrique Germán Martínez Marino poeta

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En su orgullo olvidan
los robles que su atavío colorido
caduca,
Y su fronda
que otrora fue noble
será resaca chispeante
en la hoguera
antes de las nieves
tempranas
que el otoño augura.
El almendro y el arce
pavonean sus naranjas
que el brillo
irradian de su hermosura
Y al ocaso
el rojo del cielo
refuerza del fresno
su sangre
nacido en tierra con hierro,
mientras el sauce de Plata
humilla a la luna
en su morada el cielo
añoso un manzano,
entre curioso y perplejo
viendo los árboles jóvenes
mirándose en el espejo,
se pregunta que
sentirán en la próxima
luna
cuando no les queden hojas
todas caídas
No les quedará ninguna.
Toma nota de los árboles
que fueron sabios al
siguiente otoño.
No vale nada
así sea un tesoro
lo que tu tienes.
Lo que importa es
es qué eres
y más aun cuánto
esa es tu fuerza
esa eres tu y tu luz,
es decir: qué tanto.

«Versos en verano» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Versos en verano
Enrique Germán Martínez Marino poeta

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Al descender el sol
como fragua incandescente de Ephastos,
desde Olimpo al tórrido desierto
en un alba de verano,
pintó de rojo el horizonte arenoso, el más lejano,
cual si un artista inexperto o inescrupuloso
derramara el pigmento,
sin destreza,
en imprimado y
blanco lienzo, ya dispuesto.
Quedaron cielo y tierra fundidos
en un beso
bermellón y aguachento,
sin nubes de algodón,
sanguinolento,
que tiñó las cumbres de montañas,
corrió, siempre rojo,
por el fondo de los valles,
y en raid interminable
se trepó a rascacielos
no sin antes también pintar
hasta el tope de las jarcias
de los barcos
amarrados en el puerto…
saltó al mar
en otro horizonte desierto
Y se hundió lento
en un ocaso plácido
que iba menguando en su inmersión,
todo cuanto le quedara
de sol tórrido
de verano
Y de violento.