«Mercedes, amiga de antaño» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Mercedes amiga de antaño
Enrique Germán Martínez marino poeta

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Una amiga de antaño
celebra hoy jubilosa su cumpleaños.
No me pregunten cuánto “antaño” significa
en el universo un “eón”: son miles de años.
A esa edad yo comencé a jugar canicas
y dejé la mamadera de las siete
por su parte ella dejaba su chupete.
Pero fue drama, Mer lloraba todo el día
y no quería de regalo otro juguete.
Enternecía como ternero en el destete.
Son tantos años que ya somos como hermanos,
nos queremos nos peleamos
y hasta juntos hemos hechos poesías.
Nos peleamos y después nos amigamos.
Con cariño y un beso lo arreglamos
un abrazo y perdonamos lo que sea,
se haya ido de las manos.
El marido de Mercedes es paciente,
yo le aviso por si acaso suavemente
que se tome un guaraná frio o caliente o si le gusta temperatura en ambiente.
Porque a Mercedes voy a abrazar
y dar un beso de cumpleaños muy prudente.

«Soneto a la vida» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Soneto a la vida
Enrique Germán Martínez
Marino poeta

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Nuestros días son un canto a la existencia
que agradece inconsciente el ser viviente
se te apega y se resiste irreverente,
a aceptar un límite a superveniencia.

Serás sabio si comprendes con prudencia,
cuanto la vida te demanda al presente,
una vez satisfecho el requirente,
ya puedes disfrutar con inocencia.

Celebra toda vida en su esencia,
no la dejes discurrir indiferente,
bendice el universo floreciente.

Acepta que hay misterios en la ciencia
y que existe superior inteligencia.
Hincado háblale, ha de escucharte mansamente.

«Lealtades» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Lealtades
Enrique Germán Martínez
Marino poeta

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Lealtades son lazos invisibles
que a vivos y muertos nos vinculan
son promesas que virtudes estimulan,
consignas acertadas inaudibles.

Son contratos con textos invisibles
son las leyes de la infancia que deambulan
son los valores que nos honran y avalúan
son fundamentos que resisten lo imposible.

Lealtades son insustituibles,
son un pacto sigiloso que articula
actitud y fundamentos que basculan
entre yugos y principios ilegibles.

Son trampolines impulsando imposibles,
es el salto a los sueños que emulan
con nuestras fuerzas y ajenas que coadyuvan
desplegadas en sus alas invencibles.

«No soy un héroe» por Luis Guillermo Arbini

No soy un héroe
por Luis Guillermo Arbini, piloto de la aeronave que localizó las balsas .

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El 2 mayo a medianoche cuando se confirmó el naufragio del Crucero Belgrano el comando de la Aviación Naval dispuso las operaciones de apoyo aéreo para localizar las balsas. Cuando la aeronave que yo piloteaba ya estaba por agotar la autonomía nos propusimos exceder los límites y no abandonar el área de operaciones hasta encontrar las balsas, imaginando las penurias que estarían sufriendo los sobrevivientes. Eso significaba que si no llegábamos con el combustible suficiente al aeropuerto de destino debíamos “planchar “el avión en el mar cerca de algún barco que nos rescatara. Era una opción muy peligrosa pero estábamos decididos a llevarlo a cabo aunque nos costara la vida, porque debajo nuestro, en la superficie del mar podía haber centenares de personas, aunque no lo supiéramos, sufriendo todo tipo de penurias sobreviviendo en una pequeña, helada e inconfortable balsa.
Cuando ya prácticamente no teníamos esperanzas de llegar volando a nuestro aeropuerto vimos la primer balsa y ahí fue cuando estalló mi emoción y comuniqué a los destructores Bouchard y Piedra Buena VEO UNA BALSA . Y unos segundos después corregí diciendo: no, veo muchas balsas! y disparan bengalas es decir que están vivos!
Luego de sobrevolar alguna balsas tomé altura para que los buques marcaran la posición de las balsas , tras lo cual me dirigí a la vertical de los destructores, antes de emprender el regreso al aeropuerto y quedé muy impresionado viendo a los destructores sacar medio buque fuera del agua para luego caer en seno entre dos olas y sumergirse como un submarino. Realmente era admirable la osadía de los tripulante y su sentido del deber que desafiaban la fuerza del mar con su buque y con su vida para llegar raudamente y rescatar a los náufragos.
Finalmente cuando aterrizamos, nos quedaban 5 minutos de combustible, por lo que estuvimos bastante cerca de “planchar” el avión en el mar.
Pero yo no soy un héroe aunque nos llenaron el pecho de medallas no somos héroes. Lo que hicimos lo hubiera hecho cualquier Argentino de bien entrenado para estas circunstancias y jamás habría dejado a sus camaradas en el mar abandonados a su suerte.
Por esa acción es que fuimos distinguidos para dar un ejemplo y testimonio de entrega al servicio.

Viva el Crucero Belgrano y Viva la Patria
No soy un héroe