«El poeta fue a la guerra» por Enrique Germán Martínez marino poeta

El Poeta fue a la guerra
Enrique Germán Martínez
marino poeta

Esta historia es ficticia

Escanear para escuchar recitado por el autor

El poeta fue a la guerra
dícese que regresó,
que trajo mil relatos
y otros tantos… silenció.

Mas no trajo de regreso,
del día en que partió
la sonrisa, más que guerra,
parecía ir de excursión.

A poco de navegar
su vida toda cambió,
cuando conoció al teniente
Jefe de su Batallón.

Nada menos que su amigo
de primer grado inferior,
en los Maristas de Belgrano
a los seis años conoció.

Se hicieron tan amigos
como hermano o confesor
y quisieron conservar
esta tilde de honor.

Pero el padre de su amigo
de carrera un militar,
aceptó todo destino
él quería progresar!

Se fueron primero al sur,
luego al norte a afincar
también en la cordillera
y fue Agregado Militar.

Así se perdió el contacto
en esos años no había chat,
internet no existía
era difícil buscar.

Pero quiso el destino
volverlos a colocar,
uno al lado del otro
y su amistad resucitar.

Así llega a la guerra
el poeta que soñó
reencontrar a su amigo
aunque no en esta ocasión.

Las islas irredentas
el destino apostó,
arriesgásemos la vida
por la gloria y el honor.

Resistieron bombardeos
defendieron posición,
su amistad fue inconmovible
se forjó al pie del cañón.

Pero un día desgraciado
una granada que estalló
al teniente la metralla
inesperada lo alcanzó.

En los brazos del poeta
el cura lo confesó
y con un Viva la Patria!
su vida se extinguió.

Al poeta una medalla
el general le otorgó,
y a la madre del teniente
fueron dos que reservó.

Informado el general
de la amistad entre los dos
alabó ese sentimiento
que distingue con honor.

Expresó acongojado:
“Si tu amigo ha muerto hoy
Llora por él todas tus lágrimas
y por siempre añóralo”.

“Pero su alma que es eterna
donde está, lo sabe Dios,
déjalo que en paz descanse,
lo que pudo… ya entregó”

Regresó tan taciturno
y ensimismado que su voz
no se oía casi nunca
que no fuera en oración.

Treinta años se calló,
de la guerra enmudeció,
como si no hubiera ido
ni visto cuánto vio.

Su alma un buen día
a la vida despertó
quiso contar a todo el mundo
experiencias que vivió.

Buscó todos sus cuadernos
y las notas que tomó,
pinturas y esquemas
y a escribir se abocó.

Por semanas no se oía
ni un murmullo de su voz
que no fuera en tono quedo,
al caer la tarde en oración.

Relató todos los hechos
que la guerra aconteció,
escribió las poesías
y en su corazón lloró.

Recordó a su viejo amigo
el teniente que murió
y para celebrar su vida
este libro escribió.

Compilando sus poemas
y relatos que reunió,
vio la guerra desde el arte
y en sus versos lo plasmó.

El poeta fue a la guerra,
pero un día regresó,
a honrar a los caídos
con el don que Dios le dio.

Epílogo

Al cumplir 40 años
del regreso el Batallón,
en comida de agasajo
preguntó uno al anfitrión:

De la vida del poeta
que podemos hoy saber?
era bueno con las letras
Y versaba a su placer.

-Trabaja siempre noche y día
y escribe sin cesar,
pero su alma está en las islas
nunca pudo regresar.


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