«Requiem» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Requiem
Enrique Germán Martínez Marino poeta


A Manuel

Capítulo 1
Manuel Carlos Giavedoni
Porque te fuiste? Si me preparaba yo
para un viaje así…
Y no estaba triste.
Que maestros y poetas no mueren?
Solo se ausentan?
Es cierto
eternamente persisten,
mientras sus letras
y sus enseñanzas
al paso de los siglos,
resisten.
Manuel, porque te fuiste?
Sesenta años de amistad,
privilegio
que no existe
y no pudimos disfrutarnos
uno al otro.
Nos llevó la vida
alcanzar nuestras estrellas
que fueron efímeras,
pero envidiables y bellas. Valió a pena.
Viste?

Capitulo 2

Quisiera volver
hacia atrás en las horas
a tiempos felices de nuestra niñez,
correr por el parque
allá en Don Germán
Con Claudio María, se ha ido, también.
Hablar con mi hermano que tanto he llorado
que inesperado muy joven se fue.
Yo solo he quedado a dar testimonio de fieles
amigos
De tierna niñez.

Epilogo
También yo me iré
Antes o después.
Aguárdenme
aun tengo poesías que hacer.
Termino y les mando
un WhatsApp a los tres.
Ya nos veremos en breve
otra vez.
Ah, guárdenme un D’Artagnan que me falte leer.

«Memorias sin tiempo» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Memorias sin tiempos
Por Marino Poeta Enrique Germán Martínez


A todos los militares presos del odio y la venganza

Escanear para escuchar recitado por el autor

Mis párpados se abren
en albas soñados
los ojos cansados
absortos en nada.
Barrotes no impiden
en cada mañana
que sueños regresen
a otra cruzada
de patrios sentires
mi vida entregada
a la gloria y servicio
de victoria robada.
Era la libertad
que a la lid convocaba
no olviden la historia
en mitades sesgada
la llevo en mi alma
bendita y sagrada.
Barrotes eternos
mi cuerpo encerraban,
contra hierros y yerros
mi testimonio se alzaba.
Testigos falaces
mi espalda azotaban,
encerraron mi cuerpo
y no lograron nada.
Ni heridas sangrantes
ni contritas palabras,
Hoy más creo que nunca
defendimos la Patria
del Satán extranjero
con su rojo sudario
hoz y martillo
en la esquina cruzadas.

Epílogo
Corone la Patria
Con gloria laureada
las testas que infiernos
en mazmorras pagaban.
Su inocencia es historia
En memoria sesgada

«De sirenas y canguros» por Enrique Germán Martínez marino poeta

De Sirenas y canguros
Enrique Germán Martínez
Marino poeta

Escanear para escuchar recitado por el autor

Me encantan los canguros, más que cualquier animal
son simpáticos, se asustan y van a gran velocidad.
Su cría o marsupio llevan en bolsa marsupial
donde nadie le hará daño ni lo podrá alcanzar.

Un canguro ver de cerca es difícil porque huirá,
tímidos y desconfiados de quien puede ser rival.
Si le cierran el camino y lo obligan a enfrentar
pobre de su contrincante, es boxeador excepcional.

Por su parte las sirenas no son del mundo real
provienen de inframundo y son un mito ancestral.
Se dice que a los marinos los atraen con su cantar
y los hacen sus esclavos en sus islas en el mar.

Nunca vi una sirena ni la voy a ir a buscar,
no les tengo ningún miedo y no me van a engañar.
Por si acaso no me acerco si oigo cantos en la mar
porque el “canto de sirenas” siempre es fraude y es mendaz

Sirenas y canguros nunca juntos los verás
fuera de estas reflexiones en que los quise juntar
para mostrar que poesía es fantasía y mucho más,
Es belleza en las letras hasta tu alma emocionar.

«Qué somos en el cosmos» por Enrique Germán Martínez marino poeta

Qué somos en el cosmos?
Enrique Germán Martínez Marino poeta

Dedicada a mi amiga de la juventud Mercedes Mosqueda

escanear para escuchar recitado

Qué somos en el cosmos?
Unas pocas moléculas de agua,
otras tantas de carbono,
una muestra aleatoria
de las sales del entorno
rejuntadas y es todo
Si nos dejan empero
nos diremos
semejantes a ese Dios,
con un detalle, que inquietante, nos superan
fuimos hechos con lodo en el comienzo!
Donde están el alma
Inmortal así creada
Y el todopoderoso?
Donde, los ángeles
que cantan
en los celestiales coros?
y las almas
que han merecido
el gozo de La Luz
que ilumina el universo.
Si en el alba soy creyente
mi fe en el día se resiente
y al ocaso se disuelve.
Se llenan mis noches
de satanes del Averno
Mas con el día regresan
mis certezas y mis sueños.
Entonces devoto le rezo
a los misteriosos
agujeros negros,
a constelaciones luminarias
a estrellas milenarios
y por si acaso a los cuásares ya muertos.
También al Todopoderoso
que es el Señor de todos ellos.
Regresan entonces mis certezas
Y confianza en los eternos
Mis moléculas se abroquelan
en torno a mis soñados sueños.
Los días son entonces
felices santos y buenos
hasta que reine oscuro el ocaso
y comiencen a llegar otra vez
los humos y el tizne
del Averno.


«Mi castillo» por Mónica Modera

Mi castillo
De Mónica Modera

escanear para escuchar recitado


El hada de mis sueños
quiso darme mi castillo
y tropecé al borde de un precipicio,
sin saber que solo esto era el principio
saltar trampas si estaban en mi lecho.
Cuantas flores en el suelo y en el cielo
miraba desde allá muy a lo lejos,
pero magia es la que tengo
para hacer de un pantano un cielo
y de mares un desierto.
De mi choza, haré el castillo
que todos desearán tener
donde espejos me mostrarán mi reflejo
reluciente y bella como diosa con destellos.
Que en un reino álgido
brillará por sus ancestros,
en el castillo que heredó para el destierro
del valor de sus seres más añejos.
Esta reina de castillo, choza o reino
brillará para salir del averno
que los reyes sin piedad han cautivado
con la magia del Dios de los destierros.

«La imagen» por Enrique Germán Martínez marino poeta

La imagen
Enrique Germán Martínez
marino poeta

Recordando a Gabriela Mistral

Escanear para escuchar recitado

No busco una imagen viviente
del Cristo y Señor Nazareno
ni del buen Jesús Galileo
o del doliente crucificado,
en dos maderos cruzados
por su terco atrevimiento
de desafiar a los poderosos
enseñoreados de aquellos tiempos.

Tampoco la del incrédulo
y pesimista imaginero,
que en su afán de aportar sincero
con simpleza el mundo redujo
a pobres, ancianos y enfermos,
cuando hay tiranos con su propio infierno
que celebran sin ningún tapujo
hoy se hayan olvidado de ellos.

En cambio lo que yo quiero,
es santo y puro: un sentimiento,
que cual suspiro noble haya nacido
en tu interior y muy adentro,
convocando a los hombres justos
a liderar honestos y rectos
Sus naciones sin otro objeto
que el bien común en su propio pueblo.