Nao «MADRE DE DIOS». Capítulo dos.

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La cala profunda
hedienta y umbría,
le guarda al navío
lo que nadie querría
en tanto pañoles,
salados y aljibe
disfrutan buen aire
cubiertas arriba.

Penoso el instante
en que aquel que sabia,
de maderas y troncos
de toda Galicia,
y como se torna
con sierra, escofina,
cepillo y maestría
un bosque en flotilla.

Allegase al mando
en la fresca toldilla
diciendo en alarma
que el agua subía,
en la cala hedienta
señal de una vía;
la bomba de achique
ya no contenía.

Haciéndose gala
de sapiencia y hombría,
el mando escoge
quien cierre la vía,
rogando en secreto
a la Virgen María,
que guarde la nao
y conserve sus vidas.

Un poco de escora
algo ayudaría,
palletes de lona
con cuerdas de tripa.
Algunas clavijas
rodeando la via;
 y más oraciones
a Santa María.

Peligros que nadie
en duda pondría,
encierran los mares
de noche y de dia.
Se cuentan a gruesas
la vidas perdidas
del Reyno en que nunca
el sol se pondría.

“Bendita es mi suerte
si es toda cuantía,
las cuatro falanges
que pierdo este dia”.
  Aullaba el marino
mientras lo cauterizan
después que el pallete
arrancara y la Nao salvaría.

Continuará.12742505_913651035399830_2255817379853385889_n

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