Fotografía: Plana Mayor y Dotación del Destructor ARA «PIEDRABUENA»
Capítulo 1: “Un hecho personal e intrascendente”
Homenaje a los que no regresaron.
Ya ese año había comenzado con ciertas complicaciones de carácter internacional a consecuencia del accionar de un chatarrero de apellido Davidoff, quien fué autorizado por el gobierno Argentino a desmantelar las antiquísimas instalaciones de la estación ballenera de Gritviken en las Islas Georgias, hecho que causó disgusto al gobierno británico por la discrecionalidad inconsulta de la Argentina y la clara demostración de ejercicio de la soberanía al izar en ceremonia el pabellón argentino que presidiría el accionar de los obreros civiles.
En 4 de marzo había sido mi cumpleaños número 31, y como el dia 24 de marzo se casaba mi hermana menor en Buenos Aires, tenía pensado una fugaz escapada para poder estar presente en ese evento familiar de enorme magnitud, ya que sus tres hermanos mayores estábamos casados.
Nunca, pero nunca, pasó por mi mente la posibilidad de lo que ocurriría y que me impediría asistir al casamiento de mi hermana; cuando el 14 de marzo me mandó llamar el Comandante, capitán de fragata Grassi, y me dijo: – Venga a tierra conmigo que quiero hablar con usted.
En circunstancias como esa uno hace un rápido “examen de conciencia de las últimas 48 horas tratando de encontrar el error o el olvido por el cuál seria reconvenido. En los dos o tres minutos que tardamos en llegar a tierra encontré algunas cosas de que arrepentirme pero no eran graves en lo profesional, por lo que lo miré al comandante con cara de: “¿que esta pasando…?»
Con muy poco detalle me dijo algo que me significó la más grande e inesperada sorpresa de mi vida.
Sin preámbulo me informó que iba a conocer un alto secreto militar y que por tal debía preservarlo hasta las últimas consecuencias, que sólo lo conocían el nivel de gobierno y algunas personas más, las imprescindibles, y con las únicas dos personas que tocaría el tema eran él y el teniente de navío Alejandro Castrilli -amigo desde la adolescencia- con quien debía llegar a cabo mi tarea.
Luego de recordarme que quedaba sometido a las normativas legales del secreto militar y cundo mis ojos estaban ya grandes y redondos como nunca antes me dijo: – En pocos días mas, la Argentina por medio de sus Fuerzas Armadas va a recuperar la Islas Malvinas, las Georgias y Sándwich del Sur. Usted y el teniente Castrilli han sido seleccionados por los comandantes de destructores, que estamos preparando el plan de operaciones, para confeccionar un plan de comunicaciones, que deben tener listo en no más de 48 horas.
– ¿Tiene alguna duda?- me preguntó. Pero no esperó mi respuesta, mi cara de desconcierto lo decía todo. No había nadie cerca, nadie había escuchado y a nadie le llamaría la atención que un teniente Jefe de Operaciones de un destructor de la Primera División hablara con su comandante mientras caminaba hacia su auto para dirigirse al Comando de la Flota De Mar.
Cuando arrancó su auto bajó la ventanilla (era todo un caballero) y me dijo: – Tienen un lugar discreto para trabajar, el teniente Castrilli se lo va a decir.
Solo recordaré tres cosas a nivel personal. La primera fue la dificultad de hacer entender a mi familia que no iría al casamiento de mi hermana. No lo entendieron ni aceptaron, hasta que leyeron los titulares de los diarios del 3 de abril. Dicen que mi hermana y mi padre pasaron rápidamente de la ofuscación al orgullo por tener un hijo y/o hermano que había tomado parte de esta histórica gesta. Aunque ya miraban con preocupación los densos nubarrones que auguraban un horizonte de conflicto y vidas perdidas.
Otra curiosa situación que quisiera relatar es cuan difícil es conocer un secreto de tal magnitud, que va a afectar y eventualmente cambiar las vidas de tantas personas y no poder decirselo a nadie.
Mi esposa, prudente como siempre, habrá supuesto que algo me preocupaba pero no me lo preguntó. Conociendo su hermética disciplina me permití decirle en el imstante antes de la partida, sin romper ninguna ley de secreto militar: – Haceme un favor, guardame todos los diarios desde mañana hasta que vuelva…. No hubo repreguntas, un beso, subi la planchada.
Y zarpamos hacia un hecho histórico que en su nivel de decisión político podrá ser cuestionado o alabado. Nosotros, muy lejos de esas decisiones, a nuestros 30 años zarpábamos hacia la recupearación de la Islas Malvinas, aunque muy pocos lo sabian y solo se enterarian a la mañana siguiente.
Continuará…