Turbonadas furiosas,
rugientes aullidos,
encrespan montañas
al mar poseído;
que en caos de viento
y de aliento salino
descarga el odio
que lo ha enceguecido.
No cede la fé
de avezados marinos
de honrosa estirpe
y proceloso destino.
“Plus Ultra” es el lema
Que el Rey ha instituido,
para darles su gloria,
aA todos sus súbditos.
Desafiando la furia
del viento bravío,
las montañas de agua
con crestas altivas,
gavieros acuden
a la jarcia con bríos
la tempestad arreciaba
a su libre albedrio.
Cantando y rezando
subieron altivos
brincando flechastes
a obenques cosidos.
El mar arbolado
persiste ladino,
Supera la altura
De la cofa vigía.
Entonces la orden
Se vuelve precisa,
imponiéndose al viento
con angustia y prisa.
El mando dispone:
«Salvar esos linos,
Apagad la mayor
y aferradla ya mismo!
Lo mismo haréis
con la vela trinquete,
de muy buena factura
no es para este sainete.
Será nuestro impulso
La gavia del frente
Tomadle unos rizos
Y dejadla que vuele.
De pronto una sombra
seguida de un grito:
un gaviero a la mar,
¡Buen Jesús, se ha caído!
y no hay forma de darle
al cristiano un auxilio,
toda vez que la Nao
no gira un cuartillo.
A menos que coja
Un cabo de vida…
…y se arrastre a la Nao
cerca de la toldilla,
cobraremos del cabo
y volverá a su vida.
Pero es tanta fortuna
La que él necesita
Que mejor ya recemos
A Jesús y María.
Con la Nao bien estanca
y las bombas de achique,
“palo seco” impulsando,
un compás de cubiche,
ampolletas que muelen
sus arenas muy tristes
el viento y la mar
decidieron dormirse.