Poema a un viejo marino
Por Enrique Germán Martínez Marino poeta
En tu pecho guardabas la esencia de los mares,
y tu aliento suspiraba del océano verdades,
cómo antiguo oráculo de Olímpicas deidades
Marino. Tu vida era serlo.
Fuiste solo un espacio entre dos puertos,
disuelto en lejanías, trashumante sin recuerdos.
y cuando ya languidecías
en memorias y en afectos
sabías …
que era tiempo de regresos.
Una balandro de tarquina
te varaba en tu playa
y aguardaba con su proa
apuntando al mar adentro.
Con el tiempo al batido del reloj
insobornable de los cielos
se iba apagando tu sonrisa,
y ojos se entrecierran
para ver si se divisa
entre las brumas de tu puerto
tu horizonte con sus brisas
Así, henchidas nuevamente
de la barca ambas velas
sembrarías tu sonrisa en las estelas
acercándote al navío de tus sueños.
Fuiste marino mientras te duró el aliento.
Un día murmuraron entre sí los vientos y en el áspero roquedal inmutable
de tu playa
Se flagelaron largamente
las olas en rompiente,
hasta el instante en que tus ojos se cerraron,
guardando en tus retinas, para siempre
el poco cielo
vigilante en tu ventana.
De tu pecho se elevo un petrel,
con las alas abiertas para el vuelo,
batiendo en desconsuelo,
y se alzó hacia lo mas alto del cielo
sabiendo en sus adentros,
que esta vez habría de llegar
muy lejos.