

Rafa querido mi gran compañero
eras socio y amigo honorable y sincero
en tu lecho dejaste tu manta y tu hueso
en la medalla tu nombre grabado en acero.
Tu legado es mi ejemplo en virtudes sin yerro
que el humano ignora o desprecia altanero
estarás en mis albas vigilando mis sueños
guardaré tu sonrisa eterna en recuerdos.
Seguirás caminando con tu orgullo de perro
tu correa a mi alma aferrada te llevo
y al soltarte en las plazas los árboles viejos
al verme dirán: ¿no era Rafa su dueño?


Muy bello Enrique, lo siento mucho 😦
Un saludo
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