Amor Silente
Por Enrique Germán Martínez
Dedicado al Comandante, Plana Mayor y dotación del submarino ARA San Juan, gallardos e hidalgos caballeros silente
Escanear para escuchar recitado por el autor
El negro caballero era silente,
en las aguas quietas y en rompientes,
al galope sin sonido cavitante,
o crepitante como estelas de bajeles.
Era el trote de este Oscuro Caballero
un siseo sibilino inquietante,
y cuando echado en el fondo se dormía
al sonar y sonoboyas burlaría.
La dama que las velas coronaban,
al otro lado del mundo había nacido,
para un destino por demás ni parecido
que de áreas de patrulla la alejaban.
El día que el caballero resilente
vio en su prisma de ataque a la dama,
blanca ella como herencia de navíos
que en la historia naval habían cumplido,
la instrucción en un tiempo ya pasado .
Sus apéndices entonces contrariaron
la consigna permanente que regía
y se irguieron orgullosos e imprudentes
seduciendo a la dama que sabía,
en su alma que en común ella tenía,
algo sincero con el Oscuro Caballero.
Y es que ambos eran olas de resaca
nacidos de un mismo y gran siroco,
y sea por supervivencia o vanidades
el silencio era un rito en su entorno
El caballero cuál se dijo era silente,
y la dama con sus velas desplegadas
era hermosa silenciosa y refulgente
como el planeo de un petrel indiferente
o la gracia de ballenas y delfines
que amaban de la dama la blancura
y el silencio de su vientre y su tersura
Así fue que comenzó el amor silente
entre el Negro Caballero Resilente
y la Blanca Dama Refulgente .