En horizontes olvidados el navegante anciano puso el velero al pairo, con sus jarcias sin cuidado dejando que un viento fresco lo derive a cualquier lado, sin llegar nunca a la costa ni encontrar un ser humano. Convocó todos sus duendes sus elfos y sus hados, mordiendo impaciente un cigarro apagado, que sus dientes amarillentos siempre habían odiado. Cuando estuvieron presentes en silencio y bien sentados les dijo muy confidente y hablando algo pausado, con la sabiduría corriente de quien mares ha navegado, y la autoridad evidente de ancianos respetados por su gran sabiduría, que en libros han encontrado y no solamente han leído…. los han leído pensando!
Tomó la palabra el marino y dijo en tono pausado, saboreando cada palabra como hacen los más callados: -Mis hijos dicen siempre que mis nietos se han dispersado por costas que tengo en mente y ciudades que no he pisado. Tanto hace que no los beso que el llanto se me ha gastado, y mis lagrimas que antes mojaban ahora se me han secado. Pero quizás un recuerdo tienen, mis nietos dispersados, de la tierra donde han nacido y de este anciano malhumorado. Hoy vengo a pedirles sin sentirme avergonzado, les ruego que no se apenen pero estoy muy apurado, porque no sé cuanto tiempo seguiré el mar navegando. Mi goleta que fue nueva ya es cosa de antaño, le entra agua por cubierta, escotillas y el casco.
Yo no sé si me conviene este barco tan gastado, que una ola lo llenaría de la quilla a los propaos, y el día que el mar lo intente se me irá a pique clavado. El trabajo será el siguiente pero no les será pagado, soy un marino sin bienes y el resto ya lo he regalado. Quiero que ustedes me ayuden a contar con mucho cuidado las cosas que yo he sentido, en lugares donde he estado, con rimas y poesías, con odas y con dictados En palabras que entienden los niños que han estudiado, lo que enseñan las maestras y un poco más por si acaso. Ese cuento será leído cuando ya estén acostados, en voz baja porque es secreto que a ustedes estoy contando, con el gorro que hizo la abuela hasta las orejas bien calado.
Así escucharán mis cuentos del navegante anciano, que sus padres les lean tomándolos de la mano. Aunque no han de tener temores de duendes, elfos y hados. Son los seres que mas respetan y deben ser respetados, además deberán los padres enseñarles sobre los barcos, las palabras que yo escriba sin usar el diccionario, porque voy a escribir también todo eso en un glosario. En la vida hay que saber cómo es que navega un barco, si ceñir o dejarse al pairo, o seguir las aguas de un barco. Si un timón es de cabillas y los obenques están templados, si la jarcia del velamen, con frecuencia has renovado, y si en la mecha de tu mástil piezas de oro has guardado, porque nunca he visto a Neptuno y no quisiera verlo enojado. Y sabrán sobre mis duendes mis elfos y mis hados y oirán mis poesías, mis himnos y mis dictados, hasta que duerman sin temores y no teman estar soñando, porque conocen el secreto que a ustedes les he contado, que escribí para mis nietos con la ayuda de mis hados.