Saralia Gallegos.
Gaviota, tus alas sutiles y hermosas,
expuestas al viento furioso del mar,
que vence tu fuerza con rachas rabiosas
harán de tu vuelo penoso el andar.
Aún cuando el rayo rugiente arañaba,
con uñas ardientes del cielo hacia el mar,
la dulce gaviota calmaba las iras
de furias que nadie sabía encauzar.
Sus alas batían audaces al viento
con suave caricia en su rítmico andar,
trinaba canciones, muy suaves al cielo,
«secretos antiguos del pueblo natal».
El viento ya calmo, hecho brisas amables,
jugando despeina las crestas del mar,
mientras una sutil gaviota triunfante,
su estirpe valiente otra vez supo honrar