mi madre. La primera de mis poesías dedicadas a las damas de mi familia.
Flotando a media agua
o suspendida sutil y leve
en las brisas del aire,
etéreo copo de nieve
que nunca llegará al suelo
donde serías muy breve.
En cambio muy lento asciendes
al cielo azul donde quieres,
volverte lluvia y caer
aunque no será para siempre.
El sol tibio de una mañana
un día que ni ĺo esperes,
brillando en arco iris
que engalana el cielo celeste,
y lo bendice con siete colores
cada estío después que llueve.
Para agradar a Dios
y a las almas transparentes,
te harán un soplo de nube
tan blanca que mis ojos hieren.
Y ascenderás lentamente
alli donde Dios te quiere,
y donde siglos ha de aguardar
que nuestro abrazo te deje.