Todas las pinturas se encuentran en venta, y se realizan por encargo. Consultar por privado 1560061267.

«Regata colores primarios»
Hecha en acrílico 50 por 40 centímetros
Fui marino durante 40 años y Consultor de RRHH. Algún día me alcanzará un horizonte inimaginado. Lo esperaré en el centro de mis poesías.
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Hecha en acrílico 50 por 40 centímetros
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Este buque a flote de mayor antigüedad de la Armada Argentina fue incorporado oficialmente en septiembre de 1874. Último exponente de la legendaria Escuadra de Sarmiento, la corbeta Uruguay intervino en revoluciones, rescates y expediciones, y fue incluso sede flotante de la Escuela Naval.
Desde 1967 es Monumento Histórico Nacional y como tal se exhibe en Puerto Madero.
Construcción de la Corbeta Uruguay
Construida en los astilleros Cammell Laird Brothers, de Birkenhead (Inglaterra), a un costo de 32.000 libras, según un contrato firmado para dos unidades gemelas (Uruguay y Paraná), con fondos de la ley de armamentos de 1872. Fue botada el 06 de Marzo de 1874.
Finalizada su construcción y alistamiento el 02 de Mayo de 1874, al mando del capitán inglés Jaime A. Powlett y una tripulación de 27 hombres, inició su viaje al país en convoy con la Paraná, arribando ambas a Montevideo el 05 de Julio del mismo año. En este puerto eran esperados por sus comandantes argentinos, los que recibieron los buques simbólicamente el 06 de Julio, para luego zarpar y entrar al Riachuelo el día siguiente. Entonces fueron inspeccionados por una Comisión Inspectora que los recibió bajo acta.
Hazañas
Gemela de la Paraná, fueron las primeras llegadas al país de los buques de hierro y vapor adquiridos por el Presidente Sarmiento, desde 1877, fue buque-escuela, recorriendo las costas del sur y reafirmando nuestra soberanía. De ella egresó la primera promoción de la Escuela Naval y, en 1880, dejó de ser buque escuela, sirviendo de transporte y de apoyo de comisiones científicas.
En 1903 tuvo su momento más glorioso, su hazaña de más renombre. A mediados de ese año cundió la inquietud por el destino de la expedición al Polo Sur del sabio sueco Otto Nordenskjöld. El «Antartic» no había regresado. En él estaba también el alférez de fragata argentino José María Sobral. El gobierno nacional decidió enviar a la «Uruguay», al mando del teniente de navío Julián Irízar, tras prepararla para la expedición.
El 8 de noviembre, se produjo el feliz encuentro en Snow Hill y tras recogerse a los demás tripulantes del destrozado «Antartic», la «Uruguay» emprendió el regreso, sorteando terribles temporales. El recibimiento en Buenos Aires fue apoteótico.
En 1904 volvió a la Antártida en ayuda del sabio Charcot y realizó otras duras campañas. Fue, luego, polvorín flotante y, en 1960, se destinó a buque museo.
Monumento histórico
Considerando que la nave era la más veterana de la Armada a flote, que en 1877 se le dio la jerarquía de buque escuela de los futuros oficiales de Marina, que en 1878 formó parte de la Expedición del Comodoro Py que reivindicó la soberanía nacional en la Patagonia, que en 1903 cumplió su hazaña más memorable cuando auxilió a la tripulación del Antartic aislada en los hielos antárticos y que además de toda esta parte heroica de su trayectoria, cumplió funciones científicas en las entonces despobladas costas del Mar Argentino y en la Antártida, el Poder Ejecutivo declaró por decreto del 06 de Junio de 1967 a la corbeta Uruguay monumento histórico, responsabilizando a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, junto con la Armada de la conservación de la nave y de proyectar su futuro destino y funcionamiento.

Son amados corazones,
son sonrisas para honrar
de la vida son bastiones
un legado a recordar.
Maui es la isla en Polinesia
es una gema que orla el mar
es la brisa que arrecia
en respetado temporal.
Maui no es agria tristeza
es toda felicidad,
en el alba es pureza
de estrella es su brillar
Vino al mundo a ser amor
pleno en generosidad,
es virtud que amalgama
es familia a no dudar

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Sus nombres eternos
la mar atesora
e indelebles decoran
sus hitos inmensos.
Navegan por siempre
con rumbo a la gloria
son hijos valientes
44 nos honran
patrullan los mares
y las heredades.
No habrá recaladas
en puertos, ni costas,
ni amarras a tierra
qué aferren memorias,
serán en la historia
un bronce sin mancha
Un pueblo adeuda
y sus ojos agacha
rindiendo tributo
a sus almas abraza

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Nunca bajarías a tierra,
así la azotaran tormentas,
te harías bautizos de espuma
con olas que rompen sus crestas,
serían embrujos eternos
y promesas ante lunas llenas.
Erguida audaz en los topes,
de su jarcia galante y enhiesta,
si fueras petrel, en penoles
dormirías las tardes de siesta,
mecida por suaves mareas
y nieblas que esfuman dispersas,
cual plumas del ave que sueña,
y dejaran tu cuerpo desnudo
a la vista de un manto de estrellas,
fulgurando ante tanta belleza
te acarician con manos abiertas.
El doblón de plata que observa
refulge en la noche serena
y su imagen que olvida flotando
le destella a tu amor en la estela
hasta tanto tu estampa lejana
amanezca en gloriosa alba nueva.
Con un sol que tan sólo brillara
por dar luz a tu absorta belleza,
que amanece y enciende pasiones
sin ocaso hasta nacer una estrella.


Noble Marino
guardaste tu puesto,
clamaba el navío,
por hombres de hierro
para última guardia
pero sin relevo.
Tu gloria es victoria
tus horas custodia,
por siempre testigo
del barco elegido,
a pique invicto
qué pocos han visto.
Su enseña aun flamea
en fondos marinos,
orgullosa resiste
con coraje bravío,
su épica gesta
de almas y hombres
que inscriben sus nombres
por siempre en el bronce.
Les cantan memoria
de quienes no olvidan
su entrega y hombría.
Acudieron a filas
de blanco atavío.
323 son los escogidos
y la Patria: que viva!
Dios los tenga consigo
¡Ellos son nuestros hijos!

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Quisiera otra vez enfrentar a los mares
embicando la ola rompiente y letal,
sentir que humedece mi cuerpo la bruma;
tener mis pestañas orladas de sal.
Quisiera otra vez con los vientos batirme
en duelo furioso, violento y brutal,
venciendo airoso, glorioso e invicto,
de la antigua Grecia cual dios inmortal.
Quisiera otra vez con mi proa curiosa
cortar de un tajo la piel fina del mar,
dejando en la estela escritas estrofas
de sueños y ansias que no morirán.
Quisiera en un alba brillante de oro
volando en lo alto petrel despertar,
sin sombra en las olas y libre en las brisas…
rizando los cielos, mis rimas soñar.
Los mares forjaron
Por Enrique Germán Martínez Marino poeta
Dedicada al Señor capitán de navío VGM
Don Raúl Damián Pueyrredón

Quisiera volver un instante a su lado
hablar del pasado en los tiempos que fue,
honrar el respeto que mares forjaron
y hoy son memorias que guardé del ayer.
Quisiera volver hacia atrás en el tiempo
A los días aciagos que sólo a él le confíe
con su bonhomía y su filosofía
una sola sonrisa y volvía la fe.
Quisiera volver hacia atrás en el tiempo
cuando era agregado naval en Madrid
horizontes felices y muy despejados
Eran sueños soñados para repetir.
Pero el sol se opacó en un gris horizonte
en que anidan los vientos duros de vencer
no hay rumbo seguro ni puerto abrigado
casi no hay esperanza en salvar el bajel.
Quisiera que todos y cuantos te aman
no lloren, sonrían, por no estar ya aquí,
tu eterna sonrisa ha llegado a lo alto
y cautiva los coros que hoy cantan por ti
Quisiera el Señor te reciba de gala,
al pie de la escala o el portalón
siete querubines sean guardia angelada
la plana formada en su puesto de honor.
Y tu escucharas una voz estentórea
que al cielo anunciara has llegado allí
Embarca en la gloria un señor Capitán Pueyrredón Raúl Damián, de los más justos que vi.


escanear para escuchar recitado por el autor
Soy skipper de esta barca,
mano firme en el timón,
mis ojos miran horizontes
y escudriñan con pasión.
Lejanos puertos he de alcanzar
llevando mis letras y mi canciones
y que conozcan en las antípodas
la Patria hermosa de mis ilusiones.
Por eso llevo en mi bergantín
una selecta tripulación
mis seguidores de bellas letras
de gran renombre y connotación.
Hay sólo rimas en mi equipaje
y bellas prosas en un arcón,
en la bodega granel de letras,
y en nuestra pluma Imaginación
Así navega mi airosa barca
con siete velas que dibujó
mi lápiz de oro que es un misterio
se hace real cuanto él pintó.
