«Mi privilegio» por Enrique Germán Martínez marino poeta

mi privilegio
Escanear para escuchar recitado por el autor

María Laura G. a su papá Hoy mi papá cumpliría 95 años y hace más de 10 años que murió. Lo recuerdo siempre bueno, atento y presente cuando lo necesitaba. Era muy tímido y callado, pero cuando le pedía consejo, me daba las respuestas más sabias. Se podía hablar con él de todos los temas. Nos fabricaba barriletes, a mi hermano y a mi y cuando me llevaba de la mano al colegio «nada malo podía suceder» Fue un privilegio tenerlo de papá.

hija

Mi privilegio

A María Laura, a su hermano y a su papá.

Las nieblas del tiempo
evanecen las sendas,
no borran las huellas
que hollamos detrás.
Si acaso las manos
de quienes amamos
supimos tomarlas
y nos dieron su paz,
es gesto sublime
que guarda tu alma
segura que el mal
nunca te ha de alcanzar.
Así fue mi padre:
Atento y bueno,
presente y sincero,
¿Ausencias? ¡Jamás!
Lo rodeaba el silencio
el respeto a quien piensa,
y expresa en dispensa
las solas palabras
que han de interesar.
Pero nunca negaba
un sabio consejo
que sabia siempre 
de su meditar.
Así fue mi padre,
atento y bueno,
presente y sincero,
mi hermano cree igual.
Nos hacía barriletes
que volaban tan alto,
que un gigante en su salto
no podría alcanzar.
Pero no eran juguetes,
era lo que su mente,
sin palabras sonoras
quería expresar.
Con un barrilete
montado en las brisas,
jugando sin prisa
su cola al ondear,
cantaba ilusiones
y al sol sus colores
murmuran por siempre….
“aprende a soñar”.

2 junio 2016

«La Dama del Mar» por Enrique Germán Martínez marino poeta

 

1.
Vistiendo galones que narran su historia
de antiguos linajes que no existen más;
las nieblas del tiempo borraron su huella
y sólo su estirpe podrá recobrar.
2
La luz de sus ojos se funde en el cielo
igualando el color que algún angel verá,
allá en el sagrado altar de los santos
encima del seno profundo del mar.
3
La brisa sutil perfumada en el viento
que suave acaricia las crestas del mar,
flotando en su entorno se vuelve misterio
al paso ondulante de un rítmico andar.
4
Es la dama que une ignotas orillas,
abrazando afectos que no quiere olvidar…
«Es la dama que sabe ceñir contra el viento»
«y ganar barlovento a las ondas del mar»!
5
El aire recoge un aroma distante
de playas soñadas que no han de cantar,
siquiera juglares que entonan canciones
de épicas coplas que ella habrá de ignorar.
6
La dama que sueña, que ciñe y suspira,
y que mil horizontes la han visto pasar…
conserva en el alma dorados galones…
de estirpe, de honores y sueños de Libertad!