Una breve mención de las naves cuyos nombres destacan en la historia naval Argentina
Oda Épica “Ser Navío”
CAPITULO 1
“Arbolado con señorío”
Yo soy el navío,
arbolado con señorío
soy fragata con prestancia,
el viento es mi circunstancia
y el timón, mi voluntad.
Las velas son mi albedrío,
distancias el desafío,
los horizontes son mi utopía,
las olas, mi gran verdad.
La mar es el pilar
que a los bajeles nomina,
con salobre espuma divina,
virgen y bautismal.
Allí, marítimo y celestial
impuso nombres inmensos,
qué el mundo hubo de admirar
y aun lloran los vientos,
por llevarlos a naufragar,
desarbolados en rudo encuentro,
en sus cabillas el alma aferraron
y la mar los recibió en silencio
en su profundo seno azulado
y duermen aun sus sueños.
El mandato es entonces honrar,
doblemente los que triunfaron
contra el fuego de baterías,
y el azote del mar crispado.
Sus arboladuras enhiestas,
coronadas de velámenes
no cayeron de rodillas
ante el ibérico león en los mares,
por siglos en pie de guerra
y luchando con denuedo,
los navíos y sus hombres
el impiadoso mar vencieron.
Yo soy un navío.
humilde en su señorío,
mas noble para nombrarlos,
reseñando sus proezas,
recitando en desagravio,
por tanto olvido de hombres
a maderos y blancos paños,
a quien nadie agradeció
por su heroísmo
en sus aquellos años.
Yo soy el albedrío,
Fragata por heredad,
mi nombre es promesa
y mandato de libertad,
de Nuestro Señor que reina,
Sustantivo divino,
al que muchos hombres rezan,
para ahuyentar pasados impíos.
Recibí de temprano antaño,
épicos versos y rimas,
himnos a damas veleras,
que el recuerdo apenas si cuida,
pero el futuro cela y espera
que despierte su historia dormida.
CAPITULO 2
“Irse a pique han jurado”
Tantos bosques añosos,
llegaron a ser navío,
cuánto bronce y acero
rugieron pólvora y gritos,
mucha madera y clavos,
con tesón, arte y estilo,
parían barcos veleros,
en el mar honraban su rito
recibiendo artera metralla,
escupiendo fuego y castigo.
25 de mayo era insignia,
de Azopardo en la escuadrilla,
que enfrentó al invasor,
del Paraná a sus orillas,
en San Nicolás de Los Arroyos
con suerte muy esquiva.
La gloriosa fragata negra,
en cueros habían vestido
para ocultar las heridas,
que en Canal del Infierno hizo
con feroz ensañamiento,
ochenta impactos precisos
de batería impiadosa,
que Brown y San Patricio
acallaron con la tropa
tras el niño con su pífano.
La Veinticinco de Brown
con sus pendones clavados,
en sus palos volando a tope
“irse a pique han jurado”
a su Almirante en un grito
“antes de rendir el Paño
del que fueron dignos hijos.
Fragata “La Argentina”
con el intrépido Bouchard al mando,
el pabellón honró en confines,
que aún lo recuerdan flameando
y regresó de las antípodas,
“temido corso”: circunnavegando!
CAPITULO 3
“Añosos bosques hundidos”
Allí donde braman los vientos,
el mar anida en las cofas,
el alcázar no es refugio,
la nave hiende su proa,
sobrevivieron en el Espora
infortunados navegantes,
sin sus naves ni sus artes,
que en tributo al mar cedieron.
En bitácoras memoriosas,
naufragios que aun se lloran
son añosos bosques hundidos
hasta que fue el turno de la Espora,
en una resaca artera
quedó inmóvil su proa,
sobre un lecho pétreo
durmió con pena sus glorias,
en isla de densas nieblas
lejana, helada y traidora.
No estaban solos los marinos,
estaban con Luis Piedrabuena
navegante de épica vida,
conocedor del arte que engendra
con un hacha y con astillas
un barco que al viento vuela.

salvador de tantas vidas,
por sus hombres se desvela.
Por sus hombres desvelado
“Tomó del Espora una costilla”
y el “Luisito” un hermoso barco
construyeron con sus manos.
Desafiaron el Le Maire
y navegaron muchos años,
en el noble Cutter que fuera
legendaria Espora de antaño.
Bergantín “La Argentina
efímero servicio brindado
formó oficiales de guerra,
hombres de mar osados.
La Sarmiento a su tiempo
cumplió cabal su misión
mostró la Argentina al mundo
cual promesa de gran Nación
formando al tiempo oficiales
con la hidalguía del Alte. Brown
Llegaron así los tiempos
En que el viento apago el soplido
Las escotas ya no tensaban
los puños de blanco lino
Arboladuras no enseñoreaban
El orgullo de ser navío
Y chimeneas expulsaban
Crepitantes chispas y ruidos
Aferraron así por siempre
las coronas de bello estilo
y las naves se arrodillaron
perdiendo su porte altivo
CAPITULO 4
“Los Barcos son solidarios”
En parajes desconocidos
helados y milenarios,
virginales de hollar humano
y de quillas que hienden tajos,
en la fina piel de los mares,
Agraviado por atrevido intento
de alcanzar el confín negado,
traicionero crispó su puño,
en su cuerpo de frágil pájaro
lo engulló en un trago frío
un borbollón subió resoplando.
Sentados en el hielo
viendo absortos el espanto
Nordenskjiold y sus hombres,
¡estaban abandonados!
Perdido el Antartic,
solos sin esperanza,
Sobreviviendo cada día
honrando vidas que no entregaban,
sin soñar en sus pesadillas
que la Argentina, en las circunstancias
a solicitud del gobierno sueco
dispuso la Uruguay se alistara.
Porque son solidarios los bajeles
con los caídos en desgracia
y algunos hombres fieles
a valores que los destacan.
Dos años sobrevivieron
Ignorando si los buscaban
sabiendo en el fondo de su alma
que barcos y navegantes
ambos son solidarios
con el caído en desgracia.
Recalo Uruguay muy remozada
entre algarabías en el Antártico
pero ningún casco los esperaba.
En su tumba profunda helada
Ya era un cristal facetado
Que eterno conservaría
Así como lo había tallado
CAPITULO 5
“Grandeza en paz el destino”
Soy antiguo navío.
Mi bauprés señala el camino,
una dama nos resguarda
de inesperados peligros,
es República coronada,
su libertad es conquista
con criolla sangre derramada,
el frigio emblema
que ostenta erguida
Y mandato es conservarla
así nos fuera en ello la vida
El aparejo que nos impulsa,
velamen puro y prístino,
del mismo hilo que otrora
unió el reino castizo.
Nos desliza hacia nueva alba
a la Patria y a sus hijos,
grandeza en paz es el destino
paciente que nos aguarda.
Serena. El paño henchido,
habremos de recalar,
hermanados y unidos
por derroteros de honra,
bajo que un cielo
que nos ha ungido.
👍👍👍
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