
Tus palabras fueron
oro puro, en la bruma lírica
del Alba, dieron orden a mi
pensamiento más oscuro, como
amable el arte me lo marca.
Es esto? Lo que tu infinita
sapiencia me sugiere, o encabalgar
es algo tan sublime, que ni juglar,
poeta o trovador, podría con su
lira entonar, sin tutela de los dioses.
Aquellos, que en Olimpo intentaban
alcanzar, la estatura de canto y poesía
del hermoso adolescente Febo Apolo.
No me abandones en esta neblinosa
madrugada, ármame cual poderoso
combativo hoplita griego. Sólo ansío
enfrentar al poderoso, armado de mi lira
aconpañado con mi musa y despojado
del peso de mis de mis egos
